A veces cuesta ver el vaso medio lleno.

La tercera semana de junio, junto a gente que trabaja en Dattatec.com, enmarcamos una travesía por la patagonia con una actividad que consistió en donar libros, útiles y golosinas a una escuelita de frontera ubicada en Villa Pehuenia, donde asisten muchos niños de la comunidad Mapuche de la zona. Esta actividad se sumaba y relacionaba con el 4to Cuenta Cuentos que llevamos a cabo el sábado anterior a la partida.

Como generalmente me gusta escribir las crónicas de mis viajes, les copio aquí el texto que redacté sobre lo ocurrido ese jueves 21 de junio de 2012.

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Extracto de mi «Crónica de viaje a la patagonia»

Siendo las 6 AM, y con el cuerpo ya descansado, me despiertan las ansias de llevar las donaciones a la escuela.Anoche llamamos a María Teresa (la directora) para coordinar la visita de hoy a la escuelita y, tengo que ser sincero, nos dio una noticia que nos entristeció bastante. Una de las cosas más lindas de ir a una escuela humilde a dar una mano, es ver la alegría inocente de los niños y llevarnos sus sonrisas en nuestras almas. Por lo menos, así me pasaba a mi en mi niñez cuando alguien venía a mi escuelita a ayudarnos.

La noticia fue que sólo estaría presente la directora porque se quedaron sin gas para la calefacción de los chicos y tuvieron que suspender las clases. Me costó creerlo cuando lo escuché y mi mente aún se niega a aceptarlo.

Esperando el momento de ir allí y ver con que realidad nos encontramos, procedo con los preparativos técnicos previos al inicio de otro día de travesía.

Ya listos, alrededor de las 9:30 hs, partimos con dirección a Moquehue y rumbo a la escuelita.

En esta iniciativa de llevar libros y útiles se sumaron (llevando mucho también) los amigos de «4×4 Sin Límite». Nuestra donación, sumada a la de ellos, más lo que donó la gente que se enteró por Cuenta Cuentos y lo de la gente que trabaja en Dattatec, nos permitió llevar un montón de libros, útiles y golosinas, tres cosas muy necesarias para todo niño.

Llegamos a la escuela y tuvimos una reacción ambigua. Por un lado muy positiva, ya que acostumbramos a ver escuelas de frontera y conocer de sus carencias de todo tipo, sobre todo edilicias. Y en este caso, por el contrario, nos encontramos con una construcción totalmente nueva, pensada y diseñada como escuela e inserta en el programa «Más Escuelas» de la Nación. Pero (y aquí vienen los peros) al faltarle provisión de gas, los chicos no pudieron asistir a clases y de allí que nuestra alegria sólo fuera la mitad. Según nos comentan, las partidas presupuestarias de la provincia están demoradas en sus pagos, y la empresa proveedora de gas no les lleva suministro energético. Siempre somos positivos, creemos y luchamos para un presente mejor, pero en este caso nos costó ver el vaso medio lleno. La verdad es que no entiendo como no se pueden hacer las cosas bien y en un 100%, sobre todo cuando se trata de niños y educación.

La recepción de su directora fue mue emotiva y todos nos sentimos tocados al ver sus lágrimas de agradecimiento. Ella no podía creer la cantidad de cosas dejábamos y que la gente no paraba de bajar y bajar de sus camionetas. Este momento hizo que valiera por completo el esfuerzo de llegar hasta aquí y toda la incomodidad de mi grupo en venir sin espacio ni para estirar las piernas en la pick-up. Luego de conversar mucho con ella sobre todas sus realidades, nos invitó a firmar el libro de visitas y nos preparó una carta de agradecimiento.

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El tiempo siempre es tirano y otra gran actividad (que también nos había traído por estas tierras mapuches) nos esperaba. Nos despedimos emocionados y partimos.

El día de travesía comenzó en Moquehue y allí mismo nos internamos entre bosques de lengas, pinos y araucarias con rumbo a las montañas, transitando en sendas (que apenas son caminos) cubiertas de nieve en algunos casos y barro en otros, producto de lluvias y nevadas.

Así, inmersos en una geografía bien de montaña austral, entre barro, nevadas y ríos, pasamos una jornada de pura diversión off-road.

Al atardecer retomamos camino de vuelta a Villa Pehuenia, donde hacemos base y nos esperaba un buen baño de agua caliente y un plato de comida para recuperar energías.

Aquí les dejo algunas fotos que capturamos de un video que pronto estará listo para ser publicado.

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