Hay momentos donde las palabras faltan o no llegan a expresar todos los sentimientos que nos traspasan y abarcan.
Mauri, nunca bajaste los brazos. Fuiste un luchador de años que la peleó con una sonrisa siempre. Aún en los peores momentos, cuando los trasplantes no llegaban o salieron mal.
Resultaba paradójico… alguien que necesitaba tanta ayuda como vos, le ponía todo para ayudar a los demás. Ayudaste a miles de personas a concretar sus sueños. Siempre con una sonrisa.
Imposible olvidar ese día del reconocimiento «Donde sólo vuelan las águilas» cuando me dijiste por lo bajo «Gracias por la oportunidad» y te respondí que la oportunidad y el ejemplo eras vos, que ante la adversidad hacías primar la vida, vida que es efímera y que hay que vivirla con pasión.